martes, 29 de septiembre de 2015

CRÓNICA COPA SUDAMERICANA 8VOS DE FINAL VUELTA: AZULES


INDEPENDIENTE SANTA FE 1 EMELEC 0

Fue un premio a la constancia. Wilson Morelo, el goleador de Santa Fe en la Liga y en la Copa Suramericana, venía con el peso de haber fallado dos penaltis, uno en el partido de ida contra Emelec y otro, anoche mismo. El primer tiempo se acababa y la preocupación que había en la cancha subía a las tribunas, donde 13.890 santafereños vivían una escena familiar: sufrían. Pero Morelo se encargó de cambiar esa historia. 

Leyvin Balanta, el tercer ensayo del técnico Gerardo Pelusso para cubrir la larga ausencia de Dairon Mosquera, después de que no obtuvo resultados satisfactorios con Harold Cummings ni con Ricardo Villarraga, mandó un centro al área. Y ahí apareció la cabeza del monteriano para desenredar este partido y la serie de octavos de final de la Copa.

La pelota se metió con fuerza al arco norte de El Campín y Morelo mostró quién era, para él, el causante de todo: “No soy yo, es la gracia de Dios en mí”, rezaba la camiseta blanca que tenía debajo de la roja. Adiós, Emelec: ese gol metió a Santa Fe a los cuartos de final de la Copa Suramericana, gracias a eso y al gol que consiguió como visitante en Manta.

Para llegar a la alegría que estalló una hora y tres minutos después del gol de Morelo, Santa Fe, fiel a su historia, tuvo que sufrir. Porque Emelec lo atacó, porque Robinson Zapata, el portero que reemplazó este martes a Leandro Castellanos, tuvo que volar varias veces para evitar que la pelota entrara a su arco. Y también porque tuvo opciones para que el sufrimiento no fuera tan grande, pero las desperdició...

La más clara para Independiente Santa Fe fue a los 21 minutos, luego de que el zaguero visitante Fernando Pinillos se llevara por delante a Morelo. El atacante, que venía de fallar hace ocho días, tuvo la personalidad de volver a pedir que lo dejaran cobrar a él. En Manta la tiró a la izquierda del portero Esteban Dreer, que allá llegó. En El Campín cambió de lado, le pegó con ganas, pero le faltó ubicación. Y Dreer lo volvió a tapar. No es casualidad: era la tercera pena máxima que detenía: en segunda fase, contra Juventud de las Piedras, le atajó a Maximiliano Lemos.

El gol, terminando el primer tiempo (como el de Juan Daniel Roa en Manta), era para que Santa Fe tuviera un poco más de tranquilidad y manejara la ventaja. Pero el segundo tiempo resultó ser una copia de lo que sucedió hace ocho días en Ecuador, porque Emelec se fue con todo, Santa Fe retrocedió líneas y el partido era para cualquiera: los visitantes atacaban, los locales jugaban al contragolpe.

Pelusso quiso que el equipo recuperara la pelota y para eso mandó a la cancha, después de un mes de ausencia, al argentino Omar Pérez, quien pisó el campo en medio de una ovación. Pero ni así cambió el libreto. Por fortuna para Santa Fe, el guion de los últimos diez minutos fue otro: muchos, muchísimos sustos, pero la pelota no entró. El corazón cardenal se puso a prueba en el tiempo de reposición: falta de Villarraga, centro, cabezazo de Pinillos, rechazo de Miguel Borja en la raya, otro centro, otro cabezazo, balón que se desvió por milímetros. ¡Uf!

11 de Santa Fe: Zapata; Otálvaro, Cummings, Meza, Balanta; Roa, Salazar, Gordillo, Seijas (Villarraga); Morelo (Borja), Quiñones (Pérez).

11 de Emelec: Dreer; Narváez (De la Cruz), Guagua, Pinillo, Óscar Bagui; Quiñónez, Lastra (Gaibor), Giménez (Rolón), Burbano; Mena, Bolaños.

(Diario El Tiempo de Bogotá)

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