jueves, 31 de diciembre de 2015

REPASO AÑO 2015


Luego de hacer un análisis de los equipos de Guayaquil, Barcelona y Emelec, partido a partido y fecha a fecha a lo largo del Campeonato Ecuatoriano de Fútbol esta temporada, sacaremos conclusiones finales al año deportivo de estos clubes.

EMELEC

Por Emelec, consolidó un buen año a nivel general con un tricampeonato logrado, el primero para un club guayaquileño y el segundo en Ecuador después de El Nacional hace 31 años. Un título más llegó para sus vitrinas en algo que no es fácil de conseguir, por las 44 fechas regulares del torneo y por la doble competencia que cada año tiene que afrontar (Copa Libertadores y Sudamericana). Los torneos internacionales sobrecargaron de partidos a los azules pero eso los volvió más fuertes y resistentes a las distintas adversidades que se le presentaron.

El ballet arrancó el torneo con normalidad, con un equipo ensamblado y que venía de ser bicampeón, jugando de memoria desde el año 2014 y manteniendo a Gustavo Quinteros como DT y su cuerpo técnico para realizar las ya acostumbradas pretemporadas en Argentina. Culminada la misma, Quinteros anunció su renuncia y fue a dirigir a Ecuador, por lo que el equipo que sumaba puntos de local como de visitante empezó a tambalear con la llegada de Omar De Felippe y su proceso de adaptación a los jugadores.

En la primera etapa y también en la segunda, Emelec pudo ganar partidos como local en los que pasó a ser muy cauteloso, de mucha posesión de balón y menor vocación ofensiva que con su entrenador anterior. Errores infantiles del rival y la intervención de las individualidades que disponen los eléctricos por encima del fútbol colectivo hacían que salgan avante de sus encuentros. A los futbolistas les costó cumplir a cabalidad con una propuesta más conservadora y en momentos de conseguir resultados, Miller Bolaños, Ángel Mena, Robert Burbano, Marcos Mondaini anotaron goles y Emelec ganó.

Poco a poco y ya para la parte final del torneo, la idea se consolidó y fue una mezcla de la base de Quinteros con su estilo de fútbol, la que culminó por plasmar en el campo De Felippe: Se solidificó en defensa el cuadro eléctrico y en ataque, se le criticó por no generar tantas situaciones de gol como en 2013-2014 pero corrigió esa situación. Contra los rivales de media tabla para abajo fue superior indiscutiblemente mientras ante los directos, tuvo problemas frente a Liga e Independiente en el factor de las pelotas detenidas que le hicieron mucho daño en tanto que si venció a Barcelona y U. Católica.

Los inicios de las etapas fueron difíciles para De Felippe y los suyos pues el equipo era errático y mostró su más bajo rendimiento en tanto que los finales fueron muy buenos, repuntando y sobrellevando una seguidilla de compromisos importante (jugar cada tres días en dos semanas) y ganando la mayor parte de los puntos en disputa. En la primera estuvo a dos puntos del líder Liga y la segunda la logró ganar, para forzar las finales del torneo. En la apasionante segunda fase del certamen, todos los adversarios y el propio Emelec perdieron cotejos contra equipos como Aucas, Mushuc Runa y Liga de Loja, unidades que no tenían en el presupuesto perder y la etapa estuvo para cualquiera, finalmente fue para Emelec.

En las finales, De Felippe y los futbolistas estudiaron mucho a su rival Liga de Quito, que era un equipo correcto y letal para defenderse y contragolpear para conseguir sus victorias. Emelec no fue tan ofensivo sino cauto como era Liga y le hizo tres goles en un 100 por ciento de eficacia en opciones de gol. Luego, Liga tuvo que salir a proponer juego asociado y no acostumbrado a ello en todo el 2015, peor podría hacerlo ahora.

Emelec fue tricampeón finalmente, equipo de mucho corazón, solidario, comprometido con sus objetivos y solidario. Si bien es cierto, quedaron debiendo los extranjeros como Herrera y Rolón, Mondaini y Giménez si fueron aporte y la gran base de futbolistas nacionales sacaron la cara como en años pasados para ser el puntal del equipo en la consecución de un nuevo torneo. Como condiciones adicionales que vencieron los emelecistas, están los fallos arbitrales y cambiar de cancha cada dos fines de semana pues el estadio Capwell estuvo en remodelación, de menor consideración que las citadas antes pero de las que el grupo tuvo que levantarse en lo anímico y emocional para seguir siendo el mejor de Ecuador.

BARCELONA

En Barcelona, fue un año muy irregular, en el que, tanto en la primera etapa culminando a 15 puntos del líder Liga de Quito como en la segunda terminando a 19 unidades del puntero Emelec, se despidió tempraneramente de los torneos por los que peleó. En la línea anterior citamos la problemática acontecida en el Campeonato Ecuatoriano pero esto mismo le pasó en la Copa Libertadores del primer semestre, en la que perdió sus tres partidos como local, algo que nunca le pasó a los amarillos en su historia y apenas sumó cuatro puntos; la sumatoria de unidades en esta parte del torneo no le permitió jugar la Copa Sudamericana de este año.

El problema principal en el primer semestre del 2015 fue mantener como técnico a Rubén Israel, técnico paraguayo al que le acompañaron los resultados para llegar a una final de campeonato en 2014 contra Emelec, que luego perdería, pero al que nunca le gustó cambiar su idea de juego. Solo conocía de la fase defensiva del fútbol y el juego de conjunto del equipo quedaba supeditado a los goles de Ismael Blanco, las pelotas paradas que ejecutara de buena forma Brahian Alemán y los pases que este le enviara a su centro delantero, y algún desborde de Tito Valencia o Ely Esterilla.

Después, todo el rendimiento en cancha se resumía en lanzar pelotazos y usar más fuerza que técnica en el juego. Podría ganar partidos como en efecto lo hizo pero eran la minoría y se daban fruto de las individualidades, todo por virtud y habilidad de sus dirigidos. Aun ganando quedaban dudas porque la defensa nunca estuvo segura y le convertían goles pues lucía desordenada cuando la atacaban de contragolpe y no eran muchas veces que la atacaban. Las victorias fueron esporádicas pero la realidad estaba en quedar sin chances de pelear el campeonato a corto tiempo de empezarlo a jugar.

Los refuerzos, como es costumbre cada año, que llegaron al conjunto canario no estuvieron a la altura de un equipo grande. Luis Checa, Valencia, Henry Patta, Armando Wila, Marlon de Jesús, Andrés Lamas, Alejandro Frezzotti, Hamilton Pereira aunque todos actuaron y tuvieron sus oportunidades fueron más suplentes que titulares, hablando desde el punto de vista que llegaron para completar nómina más que para ser real aporte y conducir al equipo a los primeros lugares. 

Con la llegada del DT uruguayo Guillermo Almada, las cosas no variaron mucho pero rescató a Edison Vega y al propio Valencia y sumó a Erick Castillo, de las contrataciones que resultaron útiles en la segunda mitad del año y que enderezaron el barco para que logre clasificarse a la Copa Sudamericana 2016. Almada recompuso en algo el caos, dio orden, poco juego asociado pero un equipo que ya no jugó tanto al pelotazo sino que pensó en tratar mejor la pelota y tuvo paciencia para intentar generar acciones de gol.

Las lesiones persiguieron a los barcelonistas durante toda la temporada, eso afectó al numeroso plantel que tenía Barcelona a inicios de año con las dolencias de José Perlaza, Pedro Velasco, Luis Checa, Flavio Caicedo, Matías Oyola, el propio Esterilla, quienes se perdieron gran parte del año por este motivo. Hasta el mismo Blanco tuvo bajo nivel en la segunda etapa y surgió Hernán Lino, delantero sub 17, que más allá de la regla del juvenil en cancha se destacó y se ganó un puesto de titular por su solidaridad, lucha y ganas de defender a su camiseta.

Otro inconveniente fue la parte económica, pues la pasada dirigencia de los hermanos Antonio y Luis Noboa acumuló gastos y haberes que incrementaron las demandas de ex jugadores contra el elenco torero y así el déficit de Barcelona. Esto hacía que los futbolistas no entrenen en algunos partidos y en otros, no estén al máximo de sus condiciones tanto deportiva como anímicamente porque les adeudaban de tres a cuatro meses de sueldo. A partir de la llegada de José Cevallos como presidente, el equipo se sintió más motivado porque los nuevos directivos comenzaron a pagar deudas en un crítico presente de Barcelona queriendo un equipo torero mejor en 2016 y que como lo han dicho "Vuelva el Coloso de América".

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