El año de Emelec fue muy bueno en puntaje,
pues alcanzó 88 puntos, cantidad de unidades que le había permitido ser campeón
en años anteriores, pero esta temporada no le alcanzó. Barcelona ganó las dos
etapas del torneo nacional y fue el monarca ecuatoriano. Y apartando el tema de los números, decimos que el año fue
muy bueno porque a Emelec le pasaron muchas situaciones en este camino 2016 y
las sorteó para pelear el certamen hasta el final.
La plantilla que venía de ser Tricampeona de
Ecuador, vio la salida de un jugador que marcaba diferencias en la cancha y que
quería actuar en el exterior: Miller Bolaños. A Bolaños se sumó la no
continuidad de Jhon Narváez, a quién se intentó renovar pero los azules no
pudieron por un litigio con Fénix (URU), club dueño de sus derechos deportivos.
Con dos bajas importantes, Emelec debía reforzarse adecuadamente pero no
sucedió así. Llegaron Luis Fernández, Geovanny Nazareno, Christian Guanca,
Hólger Matamoros y Denis Stracqualursi y de estos cinco, solo Guanca fue un
verdadero aporte al equipo.
Fernández actuó únicamente en dos partidos y
dejó más dudas que certezas, Nazareno no jugó mucho por constantes lesiones,
Matamoros fue muy intermitente en su juego por su desempeño en el terreno de
juego como por las dolencias que presentaba. Stracqualursi, quién fue
presentado pomposamente como el goleador que necesitaba Emelec, tomando como
antecedente la gran cuota de tantos que resultó ser para el título de 2013, no
repitió ese destacado rendimiento. Debido a esto, Emelec sufrió mucho en el año
para ser un cuadro seguro y confiable tanto de local como de visitante.
En el inicio de temporada, ganó puntos en
casa y afuera, pero la sensación que dejaba era otra. Más la de perder que de
ganar. Le acompañaba la fortuna, un arquero inspirado todo el 2016 como Esteban
Dreer y la pericia de Ángel Mena para salvar partidos. No jugaba bien, no
sostenía un dominio en sus compromisos, el equipo sentía el cambio de
estrategia del DT Omar de Felippe: no tan arriesgada en ataque sino más
conservadora, y tenía muchos problemas en defensa como en ataque. Emelec
ganaba, los resultados lo acompañaban, pero no convencía y daba la impresión de
ser un equipo frágil en todas las líneas.
Las individualidades hacían su parte. Mena,
Guanca, Fernando Gaibor, a momentos Robert Burbano y Matamoros, y un ingreso
importante, el de Bryan Angulo, delantero muy joven pero que terminó quitándole
el puesto a Stracqualursi con goles y más movilidad en cancha. Venció a
Barcelona 2x1 en el Clásico de la primera etapa y se distanció a 5 puntos de
los toreros, que a fecha seguida lo golearon 5x0 en el Monumental. Faltaban
poco más de cinco fechas y los azules tenían 2 unidades más que Barcelona y dos
partidos diferidos pero llegó la noticia de que De Felippe dejaba la dirección
técnica por problemas familiares.
El golpe del Clásico perdido ampliamente y el
cambio de entrenador, pasar de De Felippe al uruguayo Alfredo Arias fue una
combinación letal para los eléctricos. Barcelona no paró de ganar mientras
Emelec perdió un partido de local con Independiente del Valle y no pudo sumar
en condición de visitante como lo venía realizando. Se había mantenido invicto
en esa condición hasta recibir la goleada de Barcelona. El proceso de
adaptación y conocimiento de 30 futbolistas nuevos perjudicó al flamante adiestrador.
Los primeros partidos de Alfredo Arias fueron
traumáticos para el plantel. Los jugadores tocaban el balón con parsimonia, sin
saber para dónde jugarlo o cómo avanzar para atacar, daban pases todos errados
y rematando al arco cuando debían pasar. El equipo lucía desorientado y era
normal que pase por este período pero el torneo no perdonaba y cada vez más se
consolidaba Barcelona en su juego de conjunto e individualidades. En la primera etapa, Emelec sumó 43 puntos
contra los 47 de Barcelona. Para la segunda los amarillos fueron arrolladores,
solo perdieron dos partidos y ganaron 16 de un total de 22. En cambio, Emelec
quería jugar ofensiva y colectivamente, con dominio sobre el rival, mayor
tenencia de la pelota y presión al adversario, quería pero no podía. El equipo necesitaba
tiempo de trabajo para entender la idea de su adiestrador y también un recambio
de jugadores pues los titulares tenían niveles bajos.
El recambio llegó con la inclusión de Jordan
Jaime, Bryan Angulo, Abel Araujo, Segundo Portocarrero, Carlos Moreno, Fernando
Pinillo, al equipo titular. Algunos nóveles en estas lides y otros ya con
varios minutos en primera, pusieron todas sus fuerzas y esfuerzo para ganarse
un puesto como estelares y se consolidaron. Y en cuanto a la adaptación, el
equipo fue mejorando, aplicándose más y acostumbrándose a Arias y Arias a ellos "Tuvimos las dificultades lógicas de un
plantel nuevo. Lo íbamos a encontrar. Después fuimos amoldándonos y cambiando
piezas para poder mejorar. La idea que teníamos no se cambió, la estrategia sí.
En principio no conseguimos resultados de visitante y al término del torneo
sí", declaró Arias el 23 de diciembre pasado a Radio Caravana.
Emelec ganaba ajustadamente sus partidos de
local, evidenciando una distancia de ese rendimiento al que tenía al subir a la
altura. Buscaba ser ofensivo y agresivo como local y a pesar de lograrlo por
unos minutos y en otros no, la idea se empezaba a ver, en tanto que de visita
el equipo no podía competir, era dominado por el rival, le costaba mucho tiempo
meterse en el ritmo del partido y tenía muy pocas opciones de gol. En la fecha
8, sufrió otro duro golpe, un 0x3 contra Mushuc Runa en Ambato, dura derrota
porque acrecentaba las dudas de un equipo que pretende siempre sumar en ese
campo y porque había sido eliminado en Copa Sudamericana entre semana con
Deportivo La Guaira.
A partir de allí, Arias hizo las
modificaciones correspondientes y sin duda hubo alguna charla entre jugadores y
técnico, un cambio en lo anímico, pues a miércoles seguido goleó 5x0 a River
Ecuador en el Capwell y acumuló 7 partidos seguidos venciendo, 21 puntos sobre
21 posibles. Emelec encontró una mayor regularidad, seguridad del trabajo que
iba a desarrollar, lograba sostener su propuesta de ataque tanto de local como
de visitante, disputaba más y mejor los partidos y cambió piezas (jugadores)
para mejorar su colectivo.
Emelec se hizo fuerte en los jóvenes que se sumaron
a los caudillos Dreer, Achilier, Bagui, Pedro Quiñónez, Mena, Giménez y
Mondaini. Después, perdería un Clásico con Barcelona en casa pero al margen de
ese resultado, Emelec mantuvo en alza su rendimiento. Sumando en casa como
fuera de ella. La perfección casi la rozó Barcelona. Emelec le ganaría el
último Clásico del año a su acérrimo rival en el Monumental, redondeando un muy
buen año (88 puntos) y sobre todo, nunca dando su brazo a torcer en la búsqueda
de pelear por el campeonato hasta cuándo tuviera posibilidades (las mismas que
se esfumaron en las dos últimas jornadas...).
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