East Rutherford (EE.UU.), 26
de junio.- Chile bicampeón de la Copa América al derrotar a Argentina en los
penaltis, en un partido duro, intenso y con poco fútbol, casi calcado a la
final del año pasado y en el que ambos equipos tuvieron una expulsión en la
primera mitad.
Francisco Silva anotó el gol
decisivo en la tanda de penaltis y dio a la Roja la segunda Copa América de su
historia, la segunda seguida, todo un hito que supone una recompensa para la
que es, probablemente, la mejor generación de futbolistas de este país. Con su
victoria de hoy, Chile redondeó un gran torneo en el que fue de menos a más,
que comenzó con derrota ante Argentina y que culminó en forma de dulce
revancha.
Para Argentina, la derrota es
un nuevo varapalo, un nuevo gesto cruel del destino, la tercera final perdida
en tres años, tras la del Mundial de Brasil y la Copa América de Chile,
ocasiones en las que la gloria también le fue esquiva en una prórroga agónica y
en los penaltis. Son tres finales seguidas, con sus correspondientes alargues,
en la que la Argentina de Messi no ve puerta, hoy en un partido muy discreto de
sus tres delanteros.
Lionel Messi, siempre vigilado
de cerca por varios defensas rivales, estuvo alejado del área chilena, Higuaín
falló de forma estrepitosa una ocasión que podría haber cambiado el rumbo del
partido y el aporte de Ángel di María fue testimonial. Argentina fue superior
en una primera parte truncada por las faltas y en la que hubo dos expulsiones
con polémica, una por equipo, y Chile se hizo dueño del juego en la segunda
mitad, pero ambos equipos fallaron las escasas oportunidades que tuvieron en
sus pies.
En el comienzo de la prórroga,
con dos equipos cansados, se sucedieron las ocasiones en ambas porterías, pero
después ambos técnicos -Juan Antonio Pizzi más claramente- optaron por la
prudencia y por jugarse el título desde los once metros. A grandes rasgos, la
final siguió el guión de la de Santiago del año pasado, un partido de fuerzas
parejas, disputado en el centro el campo y en el que el músculo se impuso al
arte.
El juego duro se tradujo en un
ritmo truncado desde el comienzo y en una gran cantidad de faltas que le
llevarían al árbitro, de tarjeta fácil, a expulsar a un jugador por cada equipo
antes del descanso. Fue una final con nervios a flor de piel, juego duro y
mucha intensidad en el marcaje, un planteamiento que le convenía más a Chile y
con el que era más difícil que sobresalieran las individuales. Argentina avisó
muy pronto, antes de que se hubiera cumplido el primer minuto, por medio de un
tiro de Éver Banega que se desvió por muy poco del arco de Claudio Bravo.
Pero a la Albiceleste le costó
un cuarto de hora comenzar a asentarse en el partido y a imponerse en el centro
del campo, donde, Javier Mascherano le ganó el envite a Arturo Vidal. Sin la
posesión, Chile no lograba meterse en el choque, la delantera estaba
desconectada y el balón sólo llegaba a los hombres de ataque por medio de algún
pase largo, pero la Roja no consiguió tirar a puerta hasta el minuto 56.
La ocasión más clara de la
primera parte fue fruto de un error chileno, un mal control de Gary Medel que
dejó el balón en bandeja a Higuaín ante una retaguardia totalmente
desguarnecida, pero el delantero falló el remate con la portería abierta de par
en par. El partido se rompió a la media hora, con la expulsión de Marcelo Díaz,
hasta ese momento un puntal defensivo para Chile, por dos faltas seguidas a
Messi, la primera clara y la segunda, muy discutida.
A pesar de la presión que
ejerció, Argentina no aprovechó los casi quince minutos que dispuso con un
hombre más y después se equilibraron las fuerzas con una rigurosa tarjeta roja
a Marcos Rojo por una entrada. A raíz de esa expulsión, Mascherano retrasó su
posición para reforzar la defensa y Argentina perdió el control del centro del
campo, ante un Chile que jugó con más pausa e inteligencia en la segunda parte.
Pero el control no se traducía
en ocasiones ante una Argentina que consiguió mantener a raya a su rival,
aunque para ello, en algunos momentos se tuvo que parapetar en su propia área. En
el mejor momento de Chile, a los 79 minutos, llegó el primer tiro entre los
tres palos de la Roja, en un remate raso de Eduardo Vargas, el máximo goleador
de la competición, que salvó bien Romero. En los últimos instantes, cuando
Chile bajó las revoluciones por el cansancio, Argentina logró ejecutar una
seguidilla de contragolpes, pero se fueron desviados los remates de Agüero,
Banega o Messi.
En la prórroga, con un
comienzo más abierto, se sucedieron en ambas porterías dos grandes ocasiones de
Vargas y de Agüero, que salvaron los porteros en sendas atajadas, pero en la
recta final, Chile se replegó y llevó el partido a los penaltis en la que la
suerte volvió a sonreír a Chile.
– Ficha técnica:
0 (2)- Argentina: Sergio
Romero; Nicolás Otamendi, Marcos Rojo, Gabriel Mercado, Ramiro Funes Mori;
Javier Mascherano, Lucas Biglia, Éver Banega (m. 111, Erik Lamela); Ángel di
María (m.57, Matías Kranevitter), Lionel Messi y Gonzalo Higuaín (m.69, Sergio
Agüero).
Seleccionador: Gerardo Martino.
0 (4)- Chile: Claudio Bravo;
Mauricio Isla, Gary Medel, Gonzalo Jara, Jean Beausejour; Marcelo Díaz, Charles
Aránguiz, Arturo Vidal; José Pedro Fuenzalida (m.79, Edson Puch), Eduardo
Vargas (m.109, Nicolás Castillo) y Alexis Sánchez (m.103, Francisco Silva).
Seleccionador: Juan Antonio
Pizzi.
Penaltis: 0-0, Vidal: parada.
0-0, Messi: fuera. 0-1, Nicolás Castillo: gol. 1-1, Mascherano: gol. 1-2,
Aránguiz: gol. 2-2, Agüero: gol. 2-3: Beausejour: gol. 2-3, Biglia: parada.
2-4, Francisco Silva, gol.
Árbitro: Heber Lopes (Brasil).
Expulsó por doble amarilla a Marcelo Díaz (m.28) y por roja directa a Rojo
(m.43). Amonestó por Argentina a Mascherano, Messi y Kranevitter; por Chile a
Vidal, Beausejour y Aránguiz.
Incidencias: final de la Copa
América Centenario, disputada en el estadio Metlife, de East Rutherford (Nueva
Jersey, Estados Unidos), ante 82.026 espectadores, entre ellos el presidente de
la FIFA, Gianni Infantino.
Fuente: EFE
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