Se jugó al menos el cuarto Clásico del Astillero del 2014, digo cuarto por no decir el último ya que con la victoria de Barcelona aún mantiene opciones de llegar a una final de campeonato y volver a enfrentarse a Emelec en partidos de ida y vuelta. Lo ganaron los amarillos como ya se les ha hecho una costumbre en estos duelos: aprovechando al máximo las pocas ocasiones de gol que tiene; efecto contrario para su rival que se aproxima mucho pero no anota.
En el primer tiempo, el dominio lo pasó a tener Emelec a partir del minuto días, instancia en la que después de Barcelona corte con mucha marca el juego del rival, los eléctricos impondrían su ritmo con aproximaciones. Dos desbordes de Ángel Mena, que significaron tarjetas amarillas para Álex Bolaños y Luis Checa, le dieron a Emelec la inyección anímica que necesitaba para pasar a controlar el juego y poco a poco, provocar sobresaltos a la zaga que ordenó Máximo Banguera. Las sociedades por las bandas empezaron a aparecer en el cuadro azul así como la intensidad para meter a Barcelona en su campo.
En el comienzo, se vio a las claras que las intenciones de Barcelona eran pelear el partido en el mediocampo y buscar el arco rival pero Emelec realizaba paredes tanto por derecha como por izquierda y corría más para contrarrestar la propuesta del visitante. Los azules eran pacientes contra un equipo que terminó optando por replegarse en su campo, estar muy compacto y no dejar resquicios en defensa: Emelec terminaba enviando centros por alto y por bajo pero no tenía un receptor en el área o un delantero de jerarquía que pueda concluir las jugadas. Emelec llegaba, tenía buenas triangulaciones, mereció más pero no había un atacante que la meta.
En la primera fase del encuentro lo más claro de Emelec fue un tiro libre que ejecutó Pedro Quiñónez a los 31 minutos y que se estrelló en el palo; el resto fueron remates de media distancia que no trajeron consecuencias en la retaguardia canaria. Para el segundo tiempo, los toreros ingresaron a Michael Quiñónez por el juvenil Peñafiel, cambio que terminaría dándoles resultados, mientras que por los millonarios, al DT Gustavo Quinteros no lo resultaron las variantes de Javier Charcopa y Fernando Gaibor. Emelec mantenía el control del juego pero su intensidad para buscar los ataques bajó ostensiblemente y por consecuencia de aquello, los pases caían en la imprecisión.
Por imprecisiones, cansancio físico producto del esfuerzo realizado en el 1T queriendo abrir el marcador y cayendo en entregas de balón con poco sentido, Emelec perdió el mediocampo y a partir del minuto 60, quedó a expensas de los contragolpes de Barcelona. Los amarillos evidenciaron estar más enteros para disputar cada pelota y, si bien es cierto los locales hicieron todo lo posible para pelear sacando oxígeno de donde no lo tenían, la mayor y mejor posesión de pelota fue de ellos. El 2T a diferencia del primero fue más vibrante, interesante, con un ida y vuelta permanente, con emelecistas yendo al frente con ímpetu y vergüenza deportiva y con barcelonistas sin claridad para elaborar jugadas ofensivas pero concretando una y la del triunfo.
Este gol sería obra del argentino y goleador de Barcelona con 9 conquistas, Ismael Blanco, quien al minuto y tras iniciación de jugada de Quiñónez y pase de Cristian Suárez al corazón del área, definiría a un costado para sellar el triunfo de su equipo. Ahora Barcelona quedó a 5 puntos de distancia del líder Independiente del Valle y deberá en la misma cantidad de siguientes jornadas, sumar la mayor cantidad de puntos y esperar un traspié de Independiente del Valle. Por Emelec, siempre quedará la duda de ¿Por qué Quinteros no alineó a Emanuel Herrera? y ¿Por qué ingresar a Luis Escalada a los 83’? sufriendo tanto por la definición y tras la derrota quedó a 11 puntos de Independiente provocando una final casi segura del torneo a esperas del contrincante: los del Valle o el propio Barcelona.
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