Los
antecedentes valían y valen, para entender quien podría ganar el primer Clásico
del Astillero del año tras noventa minutos en que ninguno de los dos equipos mostró
gran superioridad respecto del contrario. Fue un partido de muy pocas ocasiones
de peligro y en muchos momentos de imprecisiones de lado y lado, por lo que se
vio muy poco fútbol y si teníamos que inclinar la balanza para que Barcelona o
Emelec ganara, solo por lo previo, dijéramos que los azules.
Efectivamente,
Emelec venía mostrando un juego asociado entre futbolistas que se entendían, de
mucha aplicación táctica que duraba entre 45 a 60 minutos de sus encuentros
tanto de local como de visitante y creando oportunidades de gol para pelear por
ganar sus partidos. En cambio, Barcelona llegaba con muchas dudas, con errores
a corregir en su zona defensiva, alineando a su mejor mediocampo pero que recién
jugaría su segundo partido juntos y con delanteros poco y nada abastecidos por
lo que carecía de opciones de goles. Ya en
el partido, se vio muy poco, poco para analizar y para sacar conclusiones. Diez
minutos del primer tiempo fueron, en resumen, los de mayor intensidad y que
mantienen al hincha del fútbol pendiente y con la garganta lista para gritar un
gol. Rápidos, sin mucho paso por la zona medular del campo y llegando a áreas
rivales tanto amarillos como azules; sin peligrosidad sobre los arcos, es
verdad pero dando la sensación de que en minutos posteriores esto iba a darse
como consecuencia del impetuoso arranque del compromiso.
Luego
el trámite del choque fue repetido y calcado para el resto de minutos hasta la
finalización del partido. Se impusieron los volantes de marca sobre el juego
ofensivo que siempre intentaron ambos, en Emelec Osbaldo Lastra, Fernando
Gaibor y Fernando Giménez, en Barcelona Matías Oyola, Álex Bolaños y Luis
Saritama realizaron un gran trabajo sumándose al resto de sus compañeros de
respectivos equipos que corrieron mucho y no permitieron que se gesten las
llegadas de toreros y eléctricos. Se
proyectaron pases de control de balón, pases de cambios de frente, pases al
vacío para los punteros o delanteros. Todo pases en búsqueda de la profundidad
que se encargaron de eliminar los defensores amarillos y azules. Entre estos
pases, como debería darse, las imprecisiones se hicieron presentes y también
hizo que las acciones de gol no prosperaran y que no hubiera dominio de un
equipo sobre otro.
Es así, que por Barcelona un remate de Stalin Motta que
salió desviado y un tibio cabezazo de Federico Laurito es todo lo que podemos
considerar como opciones de gol (2). Por Emelec, un remate rasante de Robert
Burbano que no trajo consecuencias y un par de opciones muy claras de Denis
Stracqualursi fueron las pocas aproximaciones del conjunto de Gustavo Quinteros. Los goles
fueron los que le dieron determinado destino al partido más importante del
fútbol ecuatoriano. Dos goles de Osbaldo Lastra marcaron la victoria de Emelec,
equipo que empezó a ganar el partido al minuto 33 del primer tiempo y que por
error de su arquero Esteban Dreer permitió que Barcelona empate y se piense en
otro partido para el segundo tiempo. Emelec arriba en el marcador y Barcelona
poniendo el 1-1 al final del 1T ponía picante al partido pero no fue así, en
otros días se podía pensar que el empate levantaría a Barcelona para una “victoria
monumental” pero Barcelona adolece de memoria de equipo.
Todo
clásico es diferente, por eso apasionan tanto esta clase de partidos y este no
sería la excepción. En la previa, Emelec venía mejor, entiéndase jugando mejor
que un Barcelona que aún no se encuentra con la filosofía que quiere implantar
su entrenador Carlos Ischia y que se lo critica mucho porque no se sabe “a qué
juega Barcelona”. En el partido, se vieron muchas imprecisiones de los canarios
para elaborar, mediante triangulaciones y sociedades, el fútbol que lleva a
todo cuadro a ganar: no destacaron ni destacan aún los refuerzos recién llegados:
Luis Saritama ni Stalin Motta y su mejor jugador en estos primeros partidos de
campeonato, Cristian Penilla no participó demasiado. Barcelona casi no llegó a
las inmediaciones del arco de Dreer.
Si en
Barcelona destacó su sub 18, Jason Domínguez (segundo partido titular que
actúa) especialmente en labores de marca, por Emelec, también a partido seguido
se encontró en alto nivel, el juvenil Robert Burbano en cuanto a marca e ida al
arco del rival, rendimiento que lo llevó a jugar 65 minutos de titular. Otro
que se lleva reconocimiento es Stracqualursi, delantero que a diferencia de
Laurito que necesita mucho que se lo habilite, si baja metros a pedir el balón
y colabora en defender y pasar para que el equipo millonario esté velozmente en
posiciones de ataque.
Emelec
sin ser mucho más que Barcelona en el partido, estuvo más cerca del arco de
Máximo Banguera producto de entender mejor el juego y de estar más fino a la
hora de pasar la pelota; fue un partido muy regular de los dos bandos, muy
parecido, de mucha destrucción más que construcción de juego. Por ello,
decíamos, este clásico fue de mucha lucha, de mucha entrega y pelea de los 22
futbolistas de los dos equipos y lo ganó el que un poquito más de virtudes tuvo
por lo que decimos en las últimas líneas, por marcar las goles y también el que podíamos apostarle
algunas fichas más a que salía triunfador…
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