domingo, 23 de febrero de 2014

PUBLICACIÓN 300: ANÁLISIS CLÁSICO DEL ASTILLERO 2014 1ERA ETAPA FECHA 6



Los antecedentes valían y valen, para entender quien podría ganar el primer Clásico del Astillero del año tras noventa minutos en que ninguno de los dos equipos mostró gran superioridad respecto del contrario. Fue un partido de muy pocas ocasiones de peligro y en muchos momentos de imprecisiones de lado y lado, por lo que se vio muy poco fútbol y si teníamos que inclinar la balanza para que Barcelona o Emelec ganara, solo por lo previo, dijéramos que los azules.

Efectivamente, Emelec venía mostrando un juego asociado entre futbolistas que se entendían, de mucha aplicación táctica que duraba entre 45 a 60 minutos de sus encuentros tanto de local como de visitante y creando oportunidades de gol para pelear por ganar sus partidos. En cambio, Barcelona llegaba con muchas dudas, con errores a corregir en su zona defensiva, alineando a su mejor mediocampo pero que recién jugaría su segundo partido juntos y con delanteros poco y nada abastecidos por lo que carecía de opciones de goles. Ya en el partido, se vio muy poco, poco para analizar y para sacar conclusiones. Diez minutos del primer tiempo fueron, en resumen, los de mayor intensidad y que mantienen al hincha del fútbol pendiente y con la garganta lista para gritar un gol. Rápidos, sin mucho paso por la zona medular del campo y llegando a áreas rivales tanto amarillos como azules; sin peligrosidad sobre los arcos, es verdad pero dando la sensación de que en minutos posteriores esto iba a darse como consecuencia del impetuoso arranque del compromiso.

Luego el trámite del choque fue repetido y calcado para el resto de minutos hasta la finalización del partido. Se impusieron los volantes de marca sobre el juego ofensivo que siempre intentaron ambos, en Emelec Osbaldo Lastra, Fernando Gaibor y Fernando Giménez, en Barcelona Matías Oyola, Álex Bolaños y Luis Saritama realizaron un gran trabajo sumándose al resto de sus compañeros de respectivos equipos que corrieron mucho y no permitieron que se gesten las llegadas de toreros y eléctricos. Se proyectaron pases de control de balón, pases de cambios de frente, pases al vacío para los punteros o delanteros. Todo pases en búsqueda de la profundidad que se encargaron de eliminar los defensores amarillos y azules. Entre estos pases, como debería darse, las imprecisiones se hicieron presentes y también hizo que las acciones de gol no prosperaran y que no hubiera dominio de un equipo sobre otro. 

Es así, que por Barcelona un remate de Stalin Motta que salió desviado y un tibio cabezazo de Federico Laurito es todo lo que podemos considerar como opciones de gol (2). Por Emelec, un remate rasante de Robert Burbano que no trajo consecuencias y un par de opciones muy claras de Denis Stracqualursi fueron las pocas aproximaciones del conjunto de Gustavo Quinteros. Los goles fueron los que le dieron determinado destino al partido más importante del fútbol ecuatoriano. Dos goles de Osbaldo Lastra marcaron la victoria de Emelec, equipo que empezó a ganar el partido al minuto 33 del primer tiempo y que por error de su arquero Esteban Dreer permitió que Barcelona empate y se piense en otro partido para el segundo tiempo. Emelec arriba en el marcador y Barcelona poniendo el 1-1 al final del 1T ponía picante al partido pero no fue así, en otros días se podía pensar que el empate levantaría a Barcelona para una “victoria monumental” pero Barcelona adolece de memoria de equipo.

Todo clásico es diferente, por eso apasionan tanto esta clase de partidos y este no sería la excepción. En la previa, Emelec venía mejor, entiéndase jugando mejor que un Barcelona que aún no se encuentra con la filosofía que quiere implantar su entrenador Carlos Ischia y que se lo critica mucho porque no se sabe “a qué juega Barcelona”. En el partido, se vieron muchas imprecisiones de los canarios para elaborar, mediante triangulaciones y sociedades, el fútbol que lleva a todo cuadro a ganar: no destacaron ni destacan aún los refuerzos recién llegados: Luis Saritama ni Stalin Motta y su mejor jugador en estos primeros partidos de campeonato, Cristian Penilla no participó demasiado. Barcelona casi no llegó a las inmediaciones del arco de Dreer.

Si en Barcelona destacó su sub 18, Jason Domínguez (segundo partido titular que actúa) especialmente en labores de marca, por Emelec, también a partido seguido se encontró en alto nivel, el juvenil Robert Burbano en cuanto a marca e ida al arco del rival, rendimiento que lo llevó a jugar 65 minutos de titular. Otro que se lleva reconocimiento es Stracqualursi, delantero que a diferencia de Laurito que necesita mucho que se lo habilite, si baja metros a pedir el balón y colabora en defender y pasar para que el equipo millonario esté velozmente en posiciones de ataque.

Emelec sin ser mucho más que Barcelona en el partido, estuvo más cerca del arco de Máximo Banguera producto de entender mejor el juego y de estar más fino a la hora de pasar la pelota; fue un partido muy regular de los dos bandos, muy parecido, de mucha destrucción más que construcción de juego. Por ello, decíamos, este clásico fue de mucha lucha, de mucha entrega y pelea de los 22 futbolistas de los dos equipos y lo ganó el que un poquito más de virtudes tuvo por lo que decimos en las últimas líneas, por marcar las goles y también el que podíamos apostarle algunas fichas más a que salía triunfador…

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